A lo largo
de  las 
diferentes etapas  de evolución
matemática, distintas clases de números han ido surgiendo para resolver
problemas cada vez más complejos y difíciles 
de  solucionar tal es el caso de
los números complejos  que se remota
a  los tiempos de los  griegos y el intento de resolver
ecuaciones  de  segundo grado 
(ecuaciones  cuadráticas) por  medios 
geométricos, utilizando  los  postulados 
que  Euclides recoge en su obra “los
elementos” la cual representaba las dificultades que   presentaba las  ecuaciones y sus  soluciones; ya que las raíces de los números
negativos impedían que  en   los 
instrumentos gráficos se  pudiera
representar  una  solución para  este 
tipo de problema.
 No será  sino hasta que  surge el álgebra y el intento de  solucionar 
ecuaciones de tercer  grado  cuando se 
retomaran las investigaciones en este campo; en el año  1939 el médico y matemático  Gerolamo Cardano conoció a Niccolo Fontana
(Tartaglia) y se  interese por  las 
ecuaciones cubicas y su resolución.
No será  sino hasta que  surge el álgebra y el intento de  solucionar 
ecuaciones de tercer  grado  cuando se 
retomaran las investigaciones en este campo; en el año  1939 el médico y matemático  Gerolamo Cardano conoció a Niccolo Fontana
(Tartaglia) y se  interese por  las 
ecuaciones cubicas y su resolución.
Tartaglia le 
enseño a Cardano sus trucos y técnicas secretas para el manejo de
las  ecuaciones, no sin antes hacerle
prestar un juramento de  no revelar
a  nadie 
de dichos conocimientos.  Pero  en 1545 Cardano publica su libro “ArsMagna”
en el cual desarrolla el sistema  para
solucionar ecuaciones de  tercer y cuarto
grado. Con la  publicación de este libro
se  desata una  rivalidad 
entre  Tartaglia  y Cardano acusándole el primero al segundo de
romper el juramento que le  había
prestado, al divulgar los procedimientos para resolver ecuaciones.
No será hasta
treinta años después, cuando Rafael Bombolli (1526-1573) retome esta cuestión y
logre con su trabajo abrir un nuevo campo, el de  la aplicación del algebra lo que  luego será llamados números complejos.
 El término
“número complejo” fue introducido por el gran matemático alemán Carl Friedrich
Gauss (1777–1855) cuyo trabajo fue de importancia básica en álgebra, teoría de
los números, ecuaciones diferenciales, geometría diferencial, geometría no
euclídea, análisis complejo, análisis numérico y mecánica teórica, también
abrió el camino para el uso general y sistemático de los números complejos.
En cambio, un
número imaginario es aquél cuyo cuadrado es negativo. El concepto de número
imaginario fue desarrollado por Leonhard Euler en 1777, cuando le otorgó a v-1
el nombre de i (de “imaginario”).
 
 El número complejo aparece ante la imposibilidad de los números reales de abarcar a las raíces de números negativos. Los números complejos pueden, por lo tanto, reflejar a todas las raíces de los polinomios, negativas o positivas algo que los números reales no están en condiciones de hacer.
Sin duda el
campo de  las matemáticas  ha 
crecido gracias  a  grandes 
matemáticos como los  ya  mencionados y sus  aportes 
nos  son de utilidad para la
utilización de los números complejos, sin embargo se introducen para dar  sentido a la raíz cuadrada de números
negativos. Así se abre la puerta a un curioso y sorprendente mundo en el que
todas las operaciones (salvo dividir entre 0) son posibles. 
 
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